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Arden los teléfonos

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Notas

La muerte de Alberto Nisman conmocionó a Cristina Fernández, su entorno y su gobierno. El fiscal federal había denunciado a la Presidente por presunto encubrimiento a los autores ideológicos del ataque terrorista a la AMIA, y días después aparecía muerto en su departamento de Puerto Madero. La justicia penal aún no puede precisar cuando y quienes terminaron con Nisman, y a la búsqueda de esos datos procesales se ordenó cruzar las llamadas de ciertos teléfonos vinculados al poder kirchnerista y sus aledaños.

La jueza de instrucción Fabiana Palmaghini resolvió que se obtuvieran los teléfonos y sus llamadas entrantes y salientes de CFK, César Milani, Héctor Timerman, Aníbal Fernández, Oscar Parrilli, Sergio Berni, Juan Martín Mena, Andrés Larroque, José Ottavis, Luis D`Elía y dos esperpentos que pertenecen a una facción fundamentalista de la comunidad iraní y a la organización Quebracho. La pericia solicitada por Palmaghini responde a un pedido formulado por Pablo Lanusse, abogado de Sara Garfunkel, madre de Nisman.

Horas antes de informarse oficialmente la muerte del fiscal federal, hubo un intenso tráfico telefónico entre Jaime Stiuso (jefe informal de los espías civiles), Fernando Pocino (un espía de la exSide y la AFI vinculado al poder) y el general Milani. Un hecho inusual pensando que ocurrió durante un fin de semana de verano, y atípico sabiendo que Stiuso, Pocino y Milani compartían muy poco y se desconfiaban mucho. Entonces, la hipótesis de la juez Palmaghini se puede plantear con facilidad: los tres espías, si hablaron tanto, ya deberían saber que Nisman estaba muerto en el baño de su departamento.

Y si Milani y Pocino sabían de la muerte violenta del fiscal, no se puede descartar que Cristina y su entorno también conocieran la noticia. El jefe del Ejército estaba a cargo de la inteligencia que manejaba la Presidente, tras la firma del Memo con Irán y la caída política del espía Stiuso y sus socios de la exSide. Por eso, la jueza Palmaghini no sólo está pidiendo ciertos números telefónicos: además busca confirmar si Milani entregó a CFK un celular seguro y encriptado para escapar a la propia inteligencia ilegal que se ejecutó durante su administración.

La jueza Palmaghini enfrenta un trabajo complejo y de final incierto. A CFK no le gusta que investiguen sus secretos. Y menos aquellos vinculados a la muerte de Nisman.