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Calafate era una fiesta

Calafate era una fiesta

Notas

Para Cristina Fernández, los fines de semana eran grandiosos. Se reunía con Lázaro Báez, hablaba por teléfono con Cristóbal López y soñaba con su eternidad política. Una época sin jueces federales que investigaban, sin traiciones en los servicios de inteligencia y con la imagen pública intacta. El papa Francisco recibía en Santa Marta, Daniel Scioli cumplía órdenes y Ricardo Echegaray hacía lo indispensable para que la maquinaria de corrupción se moviera sin ahogos legales. CFK era intocable, inasible, una esfinge que resistía todas las denuncias publicadas en su contra.

Pero Scioli cayó derrotado por Mauricio Macri, la operación Lava Jato demostró en Brasil que se puede investigar a la clase política y los jueces federales argentinos asumieron que su carrera judicial estaba en peligro, si no avanzaban contra Cristina, sus familiares, amigos y socios involucrados en flagrantes casos de corrupción. Abierta la temporada de caza, a los magistrados no les costó mucho encontrar las pruebas para procesar a los miembros más conspicuos de la casta que se apropió de los fondos públicos para multiplicar su fortuna personal.

Báez ya está preso. Detuvieron a su abogado Jorge Chueco. Tiene prisión preventiva su contador Daniel Pérez Gadín. Echegaray fue imputado. Y López está citado a declaración indagatoria. el círculo comienza a cerrar: hacia adelante no hay que descartar que Máximo Kirchner suba los 14 escalones de Comodoro Py. Es socio de Báez y conocía la operatoria de la AFIP que benefició al principal accionista del Grupo Indalo.

CFK debería aprovechar su tiempo y regresar al Calafate. Después de las vacaciones de invierno, tendrá que permanecer en Buenos Aires para preparar su defensa ante las acusaciones que llegaran por el Fútbol para Todos, la Efedrina, los beneficios impositivos concedidos a López y el lavado de dinero ejecutado por Báez con los fondos públicos que se pagaron desde el ministerio de Julio de Vido.

La justicia federal decidió sobrevivir ante la iniciativa del gobierno de Cambiemos que pretendía recortar su poder político, aprovechado en su momento por Néstor y Cristina para enterrar las denuncias que tenían por enriquecimiento ilícito y cohecho agravado. Ya no hay clemencia, ni fondos girados desde la SIDE. Se ventilan los expedientes y se aplica el Código Penal. Con eso alcanza para que CFK y sus amigos sean condenados para siempre.

Está la decisión política. Hay que tener paciencia.