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Cartas contra Trotsky

Cartas contra Trotsky

Lecturas

Por Pablo de Llano

Mientras el viejo León Trotsky cuidaba sus queridos cactus y escribía de política en casa, el presidente Lázaro Cárdenas no dejaba de recibir cartas para que ordenase su expulsión de México. El mito proscrito de la Revolución rusa, el látigo errante del Kremlin, el hombre al que Stalin quería muerto, dos veces muerto, rematadamente muerto, debía ser perseguido y hostigado allá donde fuese y los estalinistas mexicanos cumplían con su parte de la estrategia de acoso y derribo. Desde cada rincón del país donde hubiese una célula comunista salía un telegrama o una misiva contra el “agente de las compañías petroleras y del Imperialismo yanqui”, como, por ejemplo, lo calificaba en su carta el Sindicato Gremial de Albañiles de Papantla, un pueblo de Veracruz.

“Podemos decir que Trotski no ha traído ningún beneficio a México y sí en cambio a [sic] venido a maniobrar veladamente en contra de nuestro buen régimen y a lanzar calumnias en contra de trabajadores mexicanos”, decía el Sindicato de Carpinteros de Tampico. La Sociedad de Estudiantes Vanguardistas Alma Huasteca juzgaba que era un “extranjero peligroso (…) de quien toda la juventud de México se queja por temer de éste bochornosos enredos políticos en el interior del país”. No menos contundente era el Comité Municipal Femenil de Arcelia, Guerrero, que lo situaba como “enemigo número uno de los trabajadores”. Casi todos incluían en sus cartas la petición de que lo echasen de México; así lo hacía el brevemente denominado Comité regional de defensa de la nacionalidad contra el imperialismo y la reacción, que en su circular enviada a las autoridades con 11 puntos prioritarios para la nación colocaba en el número tres la expulsión de Trotsky, por encima de otros asuntos como la atención médica a los campesinos o el acceso al agua potable.

Carta contra Trotsky dirigida al presidente Lázaro Cárdenas por el Partido Comunista Mexicano
Carta contra Trotsky dirigida al presidente Lázaro Cárdenas por el Partido Comunista Mexicano

Entre las cartas contra Trotsky se encuentran acusaciones de lo más variopinto. Desde la asociación de vecinos que afirma que es el “jefe de una banda internacional de atracadores” al Comité Estatal de Yucatán del Partido Comunista Mexicano que lo acusa de trabajar “como agente del Intelligence Service inglés”. El Comité Pro-reorganización de la Escuela y Redención del Ciego Mexicano lo define como un “fatídico instrumento del Imperialismo Internacional” y un miembro de un tal Club México para los Mexicanos propone desde Los Ángeles, California, que además de a Trotski también se aplique el artículo 33 “a todos los españoles refugiados en México”.

Ramón Mercader, el asesino de Trotsky
Ramón Mercader, el asesino de Trotsky

Cárdenas no hizo caso a la campaña contra su huésped. El presidente nunca llegó a verse en persona con él para evitar echar leña al fuego de la propaganda estalinista y no tenía lazo ideológico alguno con el trotskismo, pero jamás rompió su compromiso personal de refugiarlo. Hasta el 20 de agosto de 1940, cuando Trotsky sufrió en su casa el atentado mortal de Ramón Mercader, un agente español de la Inteligencia soviética. Aún días después, cuando el legendario bolchevique ya había dejado de existir, en las oficinas del Gobierno seguían recibiendo protestas contra Trotski, perseguido por carta hasta el más allá.

Tumba de Trotsky, en la ciudad de México.
Tumba de Trotsky, en la ciudad de México.

*Publicado en El País de Madrid.