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La caída de los arlequines

La caída de los arlequines

Notas

Carlos Menem hizo fortuna durante su mandato, pero jamás se asoció a los portadores de la coima. Néstor y Cristina Kirchner mejoraron el sistema y multiplicaron los beneficios: eligieron a sus empresarios, usaron al Estado para empoderarlos y cobraron las regalías sin temer a la justicia federal y los cuestionamientos éticos. Para la Familia Kirchner, las categorías de público y privado eran sólo una diferenciación doctrinaria, una barrera académica incapaz de contener su voracidad personal.

Lázaro Báez y Cristóbal López son ejemplos de la estrategia patrimonial que ejecutaron Néstor y Cristina para multiplicar su fortuna y diversificar sus negocios. Sin el gobierno de sus amigos y socios, ni Báez ni López hubieran accedido a los negocios millonarios que emprendieron en los últimos 10 años. Néstor, Cristina, Báez y López urdieron una sociedad mixta irregular que se manejaba en Balcarce 50 y se extendía a todas las áreas económicas del país.

Estos hechos irregulares aparecen sin ningún eufemismo, pero la justicia aún no tiene herramientas para condenar esta modalidad moderna de abuso de poder y cobro de coimas. Se puede probar que Báez y López usufructuaron el Estado que manejó Kirchner y Fernández, pero si no media una confesión, es un albur la prueba que pueda unir la entrega de obras públicas o el pedal en el pago de los impuestos con hechos de corrupción que vinculen a los dos expresidentes con sus dos gerentes.

Cristina no puede justificar su incremento patrimonial y menos aún el giro de Hotesur, donde aparecen apalancadas sus sociedades con Aerolíneas Argentinas y las empresas de Báez. Sin embargo, ese expediente va lento y se trata de un caso particular. CFK, y antes Néstor, usaron su investidura para beneficiar sus amigos y favorecer a sus socios. López aprovechó esta protección para comprar medios y Báez para apilar millones de dólares en una financiera de Puerto Madero.

Pero Báez y López son actores secundarios del juego. Respondían a la familia Kirchner, que tenía el control de la operación y decidía cada uno de los movimientos. La justicia debería ir por toda la trama, por todos los negociados, por todos los integrantes de la organización. Si los jefes de la banda quedan impunes, la impunidad aparecerá nuevamente con otras formas y otros métodos.

CFK es la evolución sofisticada de Menen.