Hebe de Bonafini enfrentó a la dictadura militar y a los gobiernos democráticos que intentaron enterrar la responsabilidad de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en la represión ilegal. Después se plegó a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que usaron su imagen de Madre de Plaza de Mayo para perseguir a los que pensaban diferentes y ocultar su plan sistemático de corrupción estatal. Ahora, CFK y la Cámpora exprimen el recuerdo de la Marcha de la Resistencia para golpear a un gobierno democrático que se equivocó en un cuadro tarifario.
Tras escuchar a Bonafini, la asimetría es patética: antes enfrentaba la Doctrina de Seguridad Nacional, mientras que ahora Marcha por la Resistencia con un puñado de exfuncionarios y legisladores que ya desfilan por los juzgados de Comodoro Py. «Macri pará la mano. Sé que esta noche no vas a poder dormir. Te van a llenar la cabeza con que te queremos sacar. Te vas a caer solo, hijo de puta», pronosticó Bonafini, aplicando la misma lógica política que utilizaron los operadores del poder para terminar con la democracia en 1976.
Si lo vio por televisión, CFK debería estar orgullosa con Máximo. A diferencia de ella, su hijo mayor participó de una Marcha de la Resistencia, aunque fuera una versión desteñida, opaca, agónica. El diputado nacional hizo un discurso de barricada, a tono con la perspectiva de los pocos militantes que escucharon su arenga.
En los próximos días, Máximo será citado a declarar en Comodoro Py por la causa Los Sauces, que investiga el supuesto pago de coimas de Lázaro Báez a la Familia Kirchner.
Hebe ya dijo que lo va a acompañar.