Donald Trump no defrauda. Las primeras designaciones de su gobierno representan su pensamiento íntimo, su perspectiva del mundo y su plan para transformar a Estados Unidos en una faro ideológico signado por la xenofobia, el nacionalismo y la agonía de los principales valores de la democracia global. Trump está cumpliendo con su discurso de campaña electoral, y hasta ahora no encontró un balance de poder que amortigüe o frene sus ambiciones imperiales en el siglo XXI.
Jeff Sessions será el nuevo Fiscal General, en nuestra nomenclatura burocrática, actuará como ministro de Justicia de Trump. En 1986, Sessions perdió su designación como juez federal por comentarios racistas. Fue acusado de llamar nigger a los afroamericanos y nunca cuestionó al Ku Klux Klan, cuando actuó como Fiscal General en Alabama. «Creí que eran buenos, hasta que me enteré que fumaban marihuana», contestó Sessions al referirse al KKK y su historia de persecución y muerte contra todos los negros que del sur de los Estados Unidos.
El estado de Alabama, donde Sessions hizo toda su carrera política, se caracteriza por sus leyes anti-inmigratorias. Hace unos años, se aprobó la normativa HB56, que causó tanto temor entre los latinos que muchos chicos abandonaron el colegio. En ese entonces, se le preguntó a Sessions que pensaba de éstas consecuencias sociales de la ley: “Solo diría que es triste que hayamos permitido que ocurra esta situación por décadas y que grandes cantidades de personas estén en el país ilegalmente, y eso va a tener consecuencias desagradables y desafortunadas», dijo.
Mike Pompeo dirigirá la CIA. Está en contra del acuerdo nuclear que se firmó con Irán, persiguió a Hillary Clinton desde el Capitolio por la tragedia de Benghazi, apoyó los programas de escucha y violación de la intimidad ejecutados por la Agencia Nacional de Seguridad y se opone al cierre del campo de detención de Guantánamo. «Muchos han engordado», señaló Pompeo tras viajar a Guantánamo para monitorear una huelga de hambre que los presuntos terroristas estaban haciendo en la base que Estados Unidos tiene en Cuba.
el general Michael Flynn será consejero de Seguridad Nacional. Puesto clave para fijar estrategias a nivel mundial, Flynn es un general ajeno al establishment de West Point, que no tiene reparos en usar al islamismo como sinónimo de fundamentalismo, dos conceptos absolutamente diferentes. El futuro consejero de Seguridad Nacional es columnista de RT, un canal ruso que copia la perspectiva global de Vladimir Putin, y fue echado de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), debido a su inclinación por privilegiar sus opiniones por encima de la información que remitía al presidente Barack Obama.
En Washington y New York aseguran que Trump atenuará sus definiciones políticas pronunciadas durante la campaña electoral. Son los mismos analistas que pronosticaban el triunfo de Hillary Clinton. Trump llegó para cambiar la lógica global, con un pensamiento populista ejecutado desde el Salón Oval. Todavía no vimos nada.
