Estados Unidos va por mal camino con China. Es el mensaje que Pekín ha enviado al presidente electo Donald Trump, a través de sus medios oficiales. Después de que el candidato a secretario de Estado Rex Tillerson amenazara en su audiencia de confirmación con bloquear el acceso de China a las islas artificiales que este país construye en aguas en disputa, la prensa estatal advirtió que esa posibilidad desataría una “confrontación”.
“La animosidad de Tillerson contra China pinta mal si se materializa”, advierte el periódico China Daily .“No merece la pena tomar seriamente esos comentarios porque son una mezcolanza de ingenuidad, miopía, prejuicios sobados y fantasías políticas irreales. Sería un desastre si decide aplicarlos en el mundo real”.
El diario acusa al aspirante a jefe de la diplomacia estadounidense de poca profesionalidad y de ignorancia de los principios más básicos de la relación bilateral entre las dos principales potencias del mundo. Si verdaderamente se propone impedir el acceso a las islas artificiales, “abriría el camino a una confrontación devastadora entre China y EE. UU.”.
Más beligerante aún es el diario “Global Times”, que generalmente tiende a posiciones muy nacionalistas en política exterior. Este periódico habla directamente de la posibilidad de una “guerra”. “Si el equipo diplomático de Trump forja las futuras relaciones chino-estadounidenses como está haciendo ahora, más vale que ambas partes se preparen para un enfrentamiento militar”, sostiene.
En su declaración ante los senadores, Tillerson había comparado la construcción de los siete islotes artificiales chinos en aguas en disputa en el mar del sur de China con “la toma de Crimea por parte de Rusia” en perjuicio de Ucrania.“Vamos a tener que mandar a China una señal clara de que, primero, se ha acabado la construcción de islas y, segundo, tampoco tu acceso a esas islas se va a permitir”.
Los explosivos comentarios del exejecutivo petrolero marcan una aparente ruptura con la política previa de EE. UU. Hasta ahora, Washington aseguraba que defendía la libertad de navegación -la Administración Obama aprobó varias patrullas en aguas cercanas a los islotes- , pero no se pronunciaba sobre las disputas territoriales que implican a seis países de la zona.
*Nota publicada en El País de Madrid.