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Cambio de Paradigma

Cambio de Paradigma

Notas

Durante cuarenta años, el Fondo Monetario Internacional (FMI) operó como un auditor global que cumplía órdenes de los Estados Unidos. La Casa Blanca ajustaba a los gobiernos que contradecían su perspectiva mundial y bendecía a los estados que se plegaban a su estrategia bipolar. Si como país pretendías un posición intermedia, el FMI sostenía que estabas beneficiando a la Unión Soviética. Y al contrario, si te alineabas con Washington (sangrienta dictadura o débil democracia), eras una Nación en ascenso, integrada y respetable.

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La corrida financiera de la Argentina entregó una oportunidad histórica al FMI. Esta institución multilateral necesitaba un leading case para salir de la oscuridad política y el pedido formal de Mauricio Macri abrió la posibilidad para un cambio de paradigma. Macri y el Fondo coinciden en la agenda económica del siglo XXI y consideran que el populismo es un virus ideológico que complica a los países emergentes. Esta coincidencia general, a lo que habría que sumar el respaldo de la mayoría de los países que integran el Directorio del FMI, determinó que un crédito Stand By no implique un plan de ajuste salvaje para la Argentina.

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Sin embargo, esas coincidencias ideológicas no deben entenderse como un atajo para evitar un ajuste.  El Fondo sólo prestará sus millones de dólares, si Argentina baja su déficit fiscal. Y la baja del déficit fiscal, implica un programa de ajuste. La novedad histórica, que significa un cambio de paradigma del Fondo, es que la burocracia en Washington no impondrá una receta. Recomendará un número final de déficit para 2019 –cuando Macri termina su primer mandato–, y el gobierno argentino ejecutará ese número a través de un acuerdo político con la oposición.

Es decir: no hay receta de ajuste, hay reducción del gasto tras un acuerdo con la oposición. Y el presupuesto 2019 debería explicitar ese inédito acuerdo entre el FMI, la administración de Cambiemos y las distintas variables del peronismo. Macri es capaz de sacrificar su posible reelección para cerrar este pacto político y enterrar un déficit que empujó siempre las cíclicas crisis económicas. La oposición esconde las cartas y maquilla sus movimientos. El peronismo quiere volver al poder. Con o sin déficit.

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