Cambiemos, la coalición que lidera Mauricio Macri, salió tercera en Río Negro. Sin embargo, Macri festejó el triunfo de la candidata Arabela Carreras, que será gobernadora en representación de Juntos Somos Río Negro (JSRN), un partido provincial tutelado por Alberto Weretilneck, el gobernador que buscaba su re reelección y quedó al margen por decisión de la Corte Suprema.
Como sucedió en Neuquén, Cambiemos festejó la derrota de Cristina Fernández y trató de ocultar su propia caída. «La conversación con el Presidente fue breve, simplemente me felicitó», dijo la gobernadora electa Carreras cuando se le preguntó qué había conversado con Macri. A Carreras no la llamó Martín Soria, el candidato de Cristina que perdió mal y se fue a dormir temprano.
En campaña electoral, la ficción política es un recurso inagotable, que se multiplica al infinito cuando las encuestas no dan y se está jugando una reelección presidencial. Pero la ficción se transforma en negación si, en la intimidad del poder, dicen lo mismo que frente a las cámaras de televisión. Horas después de los comicios en Río Negro, cuando ya se conocía que Cambiemos no había alcanzado ni el seis por ciento de los votos, en la cercanías de Macri se afirmaba que «todo está bien».
Eso es voluntarismo puro. La pócima que Jaime Durán Barba reparte en raciones generosas y que aún no sirvió para ganar una elección provincial. Festejar la derrota de CFK es para la opinión pública, pero no sirve para ganar las elecciones presidenciales. Un tercer puesto de Macri en Neuquén y en Río Negro es un revés importante, si se tiene en cuenta que el gobierno nacional apoyó esas economías provinciales con medidas concretas y tangibles.
Los próximos comicios provinciales serán en Córdoba. Y no hay dudas que triunfará el actual gobernador Juan Schiaretti. Cambiemos va dividido por la impericia del gobierno que fue incapaz de resolver la compleja interna radical. Macri es amigo personal de Schiaretti y el 12 de mayo, a la noche, llamará por teléfono y felicitará a su antiguo compañero de trabajo en SOCMA.
Será un gesto personal, en medio del diluvio.