Alberto Fernández tiene buena relación con Francisco y comparte su agenda vinculada a la ecología, a la aplicación restrictiva de las prisiones preventivas y al protagonismo del Estado -como unidad política- para mejorar la distribución del ingreso y achicar los márgenes de pobreza.

El presidente electo y el Papa también coinciden respecto a Jair Bolsonaro, la situación institucional en Bolivia y la caracterización del gobierno de Mauricio Macri. Fernández y Francisco creen que Bolsonaro es una falla del sistema político, que a Evo Morales lo volteó un golpe de Estado y que Macri deja una herencia económica y social que sólo será resuelta en los próximos 20 años.

Esta afinidad ideológica de Fernández y el Papa estaba desembocando en una posible audiencia en Santa Marta, días antes que se realizará la ceremonia de asunción en la Casa Rosada. El presidente electo tiene un viaje pendiente a Francia e Italia, y su intención era añadir una audiencia privada con Francisco antes de retornar a Buenos Aires para suceder a Macri.

Pero Fernández -fiel a sus convicciones laicas y jurídicas- anunció que enviaría un proyecto de ley despenalizando el aborto. Y ese anuncio causó la inmediata reacción de la cúpula de la Iglesia que estaba feliz por su triunfo electoral ante Macri y Miguel Ángel Pichetto.

En Italia, a pocos metros donde vive y da misa Francisco, el aborto es legal desde hace años. Fernández tiene previsto viajar a Roma en los próximos días: ya no está seguro que el Papa lo reciba en Santa Marta.

Problemas de agenda.