Alberto Fernández se acerca a una encrucijada: sus socios electorales de la Cámpora en el Frente de Todos ya exigen la libertad de Milagro Sala, Amado Boudou y Julio de Vido. Desde su formación jurídica e ideológica, el presidente asegura que hay detenciones arbitrarias y rechaza el concepto de preso político que sostienen referentes partidarios como Hebe de Bonafini, Wado de Pedro, Oscar Parrilli y Luis D´Elía. Estos dirigentes, detrás de bambalinas, exigen el indulto presidencial. Una decisión de Estado que Alberto Fernández se resiste a ejecutar.
En ambos se trata de una falacia que busca un nuevo paradigma judicial. Es cierto que Comodoro Py ajusta su lógica procesal a los intereses políticos dominantes, pero la justicia argentina tiene otras instancias que ciertos juzgados federales de primera instancia. Alberto Fernández lo sabe por su profesión personal y los contactos políticos que ha tejido en el Poder Judicial desde sus tiempos como jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.
La ofensiva contra el presidente y su mirada sobre ciertas detenciones sólo tendrá éxito si se complica la negociación de la deuda externa. En ese caso, Alberto Fernández estará débil y la Cámpora avanzará un casillero empujada por CFK. De Pedro, Parrilli, Bonafini y D´Elía tienen un compromiso militante con Sala, Boudou y De Vido, que son reos juzgados y condenados.
Ya se vio qué sucede cuando por la fuerza se intenta cambiar las decisiones institucionales ajustadas a las evidencias y a la ley vigente.