La reforma judicial que propone Alberto Fernández tiene pocos puntos de contacto con los intereses políticos de Cristina Fernández de Kirchner. El Presidente no tiene causas abiertas y sabe como funciona Comodoro PY, mientras que la Vicepresidente es acusada por corrupción pública y la Justicia Federal -con ella- fue oscilante y opaca.
Norberto Oyarbide protegió a CFK. Y Claudio Bonadio hizo lo contrario. Los dos fueron injustos y arbitrarios.
Alberto Fernández quiere licuar el poder real de Comodoro PY, en tanto que Cristina Fernández pretende que se cierren todas sus causas de corrupción y que la Justicia Federal pida perdón. Se trata de una deseo vano: hay evidencias contra la exPresidente, y las condenas llegarán. Sólo es cuestión de tiempo.
Si el Presidente consolida su poder interno, la reforma judicial puede ser un acontecimiento político e institucional. En cambio, si la Vicepresidente gana la partida, la reforma encallará este año y la puja política comenzará antes que la campaña electoral 2021.
La eventual preeminencia de CFK significará dos bandos enfrentados y un campo de batalla: Comodoro Py. Será una historia circular y conocida. Un juego político de suma cero.