Una simple paradoja del Siglo XXI: Vladimir Putin y Xi Jinping, a cargo de regímenes en Rusia y China que proponen la igualdad plana en la sociedad moderna, le cobran a la Argentina casi 30 dólares -promedio- por vacuna que aterriza en Ezeiza. Capitalismo en estado puro: la ideología que combatieron Lenin y Mao hasta la muerte.
Joseph Biden es católico, pertenece al partido Demócrata y fue elegido Presidente de los Estados Unidos. En las últimas semanas, desde Washington, donó más de 30 millones de dosis de Moderna a la mayoría de los países de América Latina. Argentina recibió 3.500.000 dosis, y solo se hizo cargo del flete desde Memphis a Buenos Aires.
Biden hace geopolítica como Putin y Xi. Preocupado por el avance de Rusia y China en la región, a fuerza de inversiones blandas y miles de vacunas, el sucesor de Donald Trump inició una ofensiva sanitaria que ejecutó en siete meses de mandato.
Argentina podría haber accedido con mayor velocidad a las vacunas de Moderna, al margen de las compras a Moscú y Beijing. Pero la administración de Alberto Fernández se enredó en discusiones jurídicas teñidas de rancia ideología, y las dosis fabricadas en Estados Unidos se demoraron mucho tiempo en llegar.
Es muy fácil hacer las cuentas: el Senado ratificó el DNU cambiando las reglas de juego a favor de los laboratorios privados, y dos días más tarde llegaron a Ezeiza las vacunas de Moderna donadas por Biden.
Pura geopolítica de Estados Unidos que entendieron tarde en la Casa Rosada.