Una delegación técnica del Palacio de Hacienda y el Banco Central ya está en Washington para negociar aspectos básicos con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI). Si esa negociación prospera, Alberto Fernández cumplirá con su anuncio de enviar al Congreso su Plan Plurianual. En este momento, esa promesa está en el aire: las diferencias entre las propuestas de la Argentina y las exigencias del FMI son amplias y de difícil resolución.

Martín Guzmán -avalados por el Presidente y la Vicepresidente- presentó ante el Fondo un programa que se ajusta al discurso oficial. Descarta un plan de ajuste, sostiene que la economía crecerá en 2022 y que el déficit fiscal se achicará sin que ello implique un recorte del gasto público.

El staff del FMI cree que se trata de un proyecto sostenido por buenas intenciones y que la delegación técnica deberá explicar con muchísimo detalle cómo hará Argentina para cumplir con las premisas diseñadas por Guzmán y respaldadas por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Se acerca un punto de inflexión. La Casa Rosada no tiene cerrado el crédito de Facilidades Extendidas con el FMI, la oposición parlamentaria sólo apoyará si coincide con las medidas económicas y financieras acordadas en DC, y el default es una amenaza que ya aparece en el horizonte.

Hay tiempo hasta fin de marzo de 2022. Ni un día más, ni un día menos.