El 28 de diciembre, una facción de la clase política de la Provincia de Buenos Aires se aferró a sus deseos corporativos y votó un reforma legal que permitirá a 90 intendentes pujar por su reelección en los comicios generales de 2023.
El Frente de Todos forzó la reforma para «pagar» a los intendentes que recuperaron miles de votos en las elecciones de medio término, y una mayoría relativa de Juntos por el Cambio se miró el ombligo y acompañó la estocada política de los barones peronistas del conurbano.
Mientras tanto, acorralados por el calor, la pandemia y la inflación, millones de argentinos ratificaban su desprecio a la clase política. Un día, cuando menos se espere, habrá un vacío de poder. Y la Democracia caerá sobre sus restos.
Ese día: ya será tarde. Y todos pagaremos la fiesta del 28 de diciembre en la Legislatura bonaerense.