Las diferencias políticas entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner quedarán en evidencia cuando el Senado sancione la ley que respalda el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). CFK no avala ese acuerdo y ha dejado de hablar con el Presidente, que aún cavila si rompe con La Cámpora y el Instituto Patria o mantiene las apariencias políticas.
Alberto Fernández -como Cristina- también considera que el Frente de Todos ya es una ficción política, pero entiende que la situación económica y social -agravada por la guerra de Rusia contra Ucrania- puede entrar en un espiral incontrolable si se suma la ruptura de la coalición oficialista.
Cristina ha perdido poder en su propio proyecto de Gobierno y reconoce que la partida está perdida. El jefe de Estado ya no cumple sus órdenes, y La Cámpora y sus aliados exigen una fuerte réplica política para defender sus espacios en la administración pública.
La vicepresidente no quiere ser la continuidad histórica de Carlos «Chacho» Álvarez y Julio Cobos. Sin embargo, se apresta a buscar una diagonal que le permita ajustar cuentas con Alberto Fernández y a la vez mantener su proyecto hacia la campaña electoral 2023.
Es poco probable que haya una síntesis política entre las aspiraciones del Presidente y la conocida voluntad de CFK.
No habrá vencedores.