Julio De Vido se dedica a criar canarios y a entrenar palomas mensajeras. Se encierra en su chacra de Zárate y está horas en silencio observando a sus mascotas, que ignoran la ofensiva judicial que puede terminar con la libertad del exministro de Cristina Kirchner. Su fortuna creció de manera exponencial y fue exhibida con pretendida ostentación: en un cumpleaños organizado para su hijo menor, regaló a los compañeros de aula de un prestigioso colegio italiano, un Ipod último modelo como recuerdo personal de la fiesta.
Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi fueron condenados por la tragedia de Once. Su jefe era De Vido, que la semana pasada utilizó la artera estrategia de cargar las muertes sobre el maquinista del tren. Marcos Córdoba es responsable y fue condenado, pero el exministro no puede zafar de su responsabilidad penal. Claudio Bonadio, un juez federal que ahora investiga, ya tiene suficiente evidencia para procesar a De Vido y complicar su rutinaria pasión por los concursos internacionales de canarios.
En unos días, el exministro volverá a subir los 14 escalones de Comodoro Py. Lo espera el juez Julián Ercolini, que investiga la compra irregular de trenes en España y Portugal, un caso de corrupción que implicó la detención de Jaime y su exasesor Manuel Vázquez. En su defensa, Jaime citó la ley 26352/08, que establecen las competencias del Ministerio de Planificación Federal, ocupado por De Vido en las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner.
Para el magistrado Ercolini no hay dudas respecto al minucioso observador de pájaros: si Jaime y Vázquez son responsables del millonario caso de corrupción, De Vido también. Y con creces: decidía las inversiones y cerraba los contratos con su amigo Néstor y con su jefa Cristina.
Pero la asfixia judicial del exministro no termina en estos casos. De Vido autorizó todas las obras y todos los pagos que se hicieron a Lázaro Báez. Y aparece muy involucrado en el caso Skanska, que la justicia ordenó reabrir tras la decisión política de dos camaristas federales que en pocos meses serán forzados a abandonar los tribunales de Comodoro Py.
Báez no sería multimillonario sin la connivencia del exministro y Skanska no hubiera accedido a la ampliación de los gasoductos en el norte y en el sur del país, sin la complacencia del actual diputado kirchnerista. De Vido fue clave en ambos negocios, que esconden una trama de corrupción que llegaba hasta la cúspide del Poder Ejecutivo.
El exministro está preocupado. Aún no decidió quién se hará cargo de sus pájaros. Animales delicados que ya viven en una jaula, muy lejos de las coimas y el poder.