Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner se encontraron en el acto convocado por YPF para festejar sus 100 años como empresa petrolera estatal. El Presidente y su Vicepresidente tienen una relación política fracturada y hacía 93 días que no compartían una tribuna pública. La última vez había sucedido durante la inauguración de la Asamblea Legislativa de este año.
Cristina aprovechó la ocasión para cargar -otra vez-contra Alberto Fernández. Cuestionó sus relaciones institucionales con Paolo Rocca, CEO de Techint, criticó su método para tomar decisiones políticas y le enrostró -con sutileza- su posición frente a la expropiación de YFP en 2012.
El Presidente apenas hizo una alusión al uso del pasado como forma de imponer un relato imaginario, conocido artilugio dialéctico de CFK, y planteó que la construcción política tiene que mirar hacia adelante. Esa fue una manera de diferenciarse de la vicepresidente, pero pareciera que no alcanzó.
Alberto Fernández apuesta a una estrategia geopolítica apoyada en la venta de gas a Europa, y Techint es una pieza clave de ese plan gobierno. Cristina conoce este proyecto presidencial, y el cuestionamiento implícito a Rocca erosiona la estrategia del jefe de Estado.
Además, si se lee con atención los pliegos de licitación para construir el gasoducto Néstor Kirchner, -que redactaron funcionarios cercanos a CFK-, hubo una paradoja que la vicepresidente ocultó: los caños para esa obra pública serán suministrados por Rocca, el empresario que se reúne con Alberto Fernández y ella cuestionó.
Está en su naturaleza.