A través de intermediarios, Alberto Fernández despliega una negociación secreta con Cristina Fernández de Kirchner para convocar a la Mesa Nacional del Frente de Todos, que tiene como principal objetivo contener a los principales protagonistas de la coalición oficialista y diseñar una estrategia electoral.

El presidente sueña con su reelección y la vicepresidente no se cansa de repetir a su entorno que las intenciones personales de Alberto Fernández conspiran contra la maltrecha existencia del Frente de Todos. Sergio Massa, en tanto, hace equilibrio entre las dos posiciones antagónicas.

En este contexto, el jefe de Estado considera que la Mesa Nacional sólo debe definir una hoja de ruta para preservar los actuales espacios de poder, mientras que Cristina exige que se debata el actual programa de gobierno y se descarte la participación de Alberto Fernández en las PASO del próximo 13 de agosto.

Los diferentes miradas políticas ante la creación de la Mesa Nacional ya desembocaron en dos ausencias significativas: CFK y Máximo Kirchner adelantaron que no participarán del cónclave convocado por Alberto Fernández. Esta decisión política de la vicepresidente y el líder de La Cámpora le restan volumen a la Mesa Nacional, que aún no tiene confirmado a sus integrantes ni sus reglas de juego.

Al final, si no hay acuerdo entre el presidente y la vicepresidente, la Mesa Nacional decantará en un mecanismo politico con escasa influencia en el Frente de Todos. Será un cónclave para hacer catarsis y establecer una frágil tregua interna.