Sergio Massa cumplió una apretada agenda en la Cumbre del G20 de ministros de Finanzas y presidentes de Banco Centrales para lograr que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aceptara modificar la meta de las reservas publicas prevista en el programa que acordó con la Argentina. Massa se encontró en Bengaluru (India) con Kristalina Georgieva -directora gerente del FMI- y logró su objetivo político-financiero.
La meta de reservas establecía que durante el primer trimestre de 2023, el Palacio de Hacienda debía integrar 5.500 millones de dólares a las arcas del Banco Central. Un compromiso imposible de cumplir como consecuencia de la guerra en Ucrania y la grave sequía en la Argentina.
Estos dos hechos exógenos al Ministerio de Economía complicaron la acumulación de reservas y obligaron al viaje relámpago que cumplió Massa en la India. El jefe del Palacio de Hacienda argumentó ante Georgieva que la guerra implicó más de 4.900 millones de dólares de costo extra (energía, alimentos y fertilizantes) y que la sequía anuló la posibilidad de acceder a cerca de 10.000 millones de dólares aportados por las cosechas de soja, trigo y maíz.
La directora gerente entendió las razones de Massa y solicitó al staff del FMI que prepare los documentos oficiales para establecer un nuevo sendero de la meta vinculada a la tenencias de reservas. Si Georgieva no hubiera aceptado los argumentos del ministro de Economía, el mercado hubiera corrido contra Massa para ajustar sus cuentas y blindar su cartera de inversiones.