Cristina Fernández puede enterrar sus diferencias ideológicas con Sergio Massa y sus disputas personales con Alberto Fernández, si eso implica tener una posibilidad de preservar el poder tras las elecciones presidenciales. La vicepresidente sonrió ante las cámaras cuando hizo su discurso durante la inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), elogió al ministro de Economía y soslayó a la administración de Alberto Fernández.

El presidente no esperaba otro compartimiento de CFK y utilizó sus palabras en Saliqueló para hacer un balance de gestión que pareció una despedida hacia adentro del justicialismo. Hubo pocos aplausos y la incomodidad de la cercanía de Cristina: la imagen mostró que Alberto Fernández estaba separado de la Vicepresidente y al final -inconsciente- la tomó de las manos cuando el acto terminaba.

La gestión del Gobierno quedó en manos de Massa, la estrategia electoral está bajo el control de Cristina y el presidente desplegará una agenda institucional que aparecerá lejos de la campaña. Alberto Fernández viajará al exterior -Bruselas, New Delhi, New York y quizás Beijing- y tendrá pocas actividades oficiales cerca del ministro de Economía.

Se trata de una paradoja política: el presidente tiene casi tanta imagen negativa que CFK, pero la vicepresidenta aún controla una cuota importante de votos en el conurbano bonaerense. Massa reconoce ese dato y dialoga todos los días con su principal aliada en Unión por la Patria.

El candidato ya demostró su habilidad para hacer equilibrio político.