El 7 de octubre de 2023, Hamas ejecutó un acto terrorista en Israel que causó más de 1.200 muertos, cientos de mutilados y un número no determinado de rehenes cautivos en los túneles de Gaza. Irán respaldó el atentado fundamentalista que ha conmocionado al tablero geopolítico en Medio Oriente.

Israel invadió Gaza -adonde se refugia Hamas- e inició una ofensiva bélica que apunta a exterminar la organización terrorista que tiene como aliados a El Líbano, Qatar, Siria y Yemen. Todos apoyados por los Ayatollas de Teherán, que buscan terminar con la democracia en Occidente y establecer un califato islámico.

Hamas utiliza a millones de palestinos como escudos humanos y se apalanca en los rehenes cautivos para exigir «una tregua humanitaria» que pretende usar como variable táctica para enfrentar a las Fuerzas de Defensa de Israel. A la organización terrorista no le importa la vida: el pasado 7 de octubre, asesinó, torturó y violó a cientos de judíos durante su masacre en el territorio israelí.

Mientras tanto, en Europa y Estados Unidos se suceden las marchas a favor de Palestina. Un movimiento global que se apoya en la ignorancia y la manipulación mediática, sin explicitar que Israel fue atacado por Hamas y que la ofensiva en la Franja responde a la necesidad de sobrevivir ante una organización terrorista que asola a escasos kilómetros de Tel Aviv y Jerusalén.