Javier Milei asumió la presidencia en una ceremonia que colocó a la clase política en un desván. Fue fiel asimismo y sacó de escena a Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa, los referentes obligados de un gobierno peronista que fracasó.
El presidente enfrenta una crisis institucional sin antecedentes y una situación económica que puso a la sociedad al borde del abismo. MIlei hará una ajuste profundo y los costos sociales se pagarán durante meses con más inflación, pobreza y tensión política.
Milei tiene el 56 por ciento del electorado que votó por cambiar de modelo y apostar a un liderazgo por afuera del establishment conocido. Pero el presidente no tiene estructura propia y necesita que se sancionen sus leyes: en esta coyuntura, si no llega a un acuerdo político, su programa de gobierno se puede transformar en una catástrofe.
Ahora cuenta con el silencio de Cristina y La Cámpora, y tiene capacidad política para enfrentar la presión de los movimientos sociales. Es un momento clave para su mandato presidencial, que puede terminar en apenas un instante.