Javier Milei y Francisco iniciaron una relación política y personal que no estaba en los cálculos de nadie. El presidente había cuestionado al Santo Padre, y el Papa había descalificado -a su estilo- al jefe de Estado. Por eso, ya fue una novedad que Francisco hubiera invitado a Milei a la ceremonia de canonización de «Mama Antula», y que finalmente ambos conversaran durante 70 minutos en el Palacio Apostólico.
La audiencia entre Milei y Francisco es un hecho político que impactará en la agenda de confrontación entre el Gobierno y las distintas representaciones de la oposición. La ecuación es fácil de explicar: si el Papa hubiera bajado el pulgar, Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora, los gobernadores peronistas y los intendentes del conurbano hubieran avanzado contra la Casa Rosada.
Pero Francisco tiene una mirada más aguda y compleja que la perspectiva que exhiben las distintas facciones de Unión por la Patria, y ahora se inició un capítulo de profunda cooperación política e institucional entre el Vaticano y Balcarce 50.
Se trata de un acontecimiento político que sólo el Papa podía crear con un abrazo después de la canonización de «Mamá Antula» y 70 minutos de audiencia en la Biblioteca Paulo VI.