William Burns es director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y tiene una larguísima trayectoria diplomática. Llegó a Buenos Aires para ratificar que Estados Unidos considera que Argentina es una aliado estratégico regional, pese a los coqueteos políticos de Javier Milei con Donald Trump, enemigo declarado de Joseph Biden y su administración demócrata.

Burns tuvo como sherpa a Marc Stanley, embajador de Estados Unidos, y mantuvo encuentros con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvestre Sívori. En todas las reuniones, el director de la CIA alertó sobre las operaciones de China en América Latina, los movimientos de Irán apoyando al grupo terrorista Hezbollah y el incremento constante del narcotráfico.

Posse, Bullrich y Sívori coinciden con la preocupación de Burns, y los cuatro avanzan en una agenda común que consiste en compartir información clasificada y evitar que China, Irán y los carteles de la droga multipliquen sus movimientos en la región.

En este contexto, Argentina ya descartó aportar fondos públicos para construir la represas hidroeléctricas en Santa Cruz y enterró la posibilidad construir dos centrales nucleares con tecnología china. A la par, Burns acercará la información necesaria para detectar y anular a los terroristas de Hezbollah desplegados en la Triple Frontera, que son financiados por Irán.

Tras doce horas en Buenos Aires, el director de la CIA partió hacia Medio Oriente, adonde los mismos jugadores -China, Irán y el narcotráfico- también apuestan a coronar sus propios objetivos geopolíticos.