Durante las dos sesiones de la Cumbre del G20, Javier Milei ratificó su mirada ideológica sobre el mundo y demostró su capacidad diplomática para evitar un oscuro aislamiento internacional.

El presidente asumió que era distinto rechazar una iniciativa en la ONU que romper la armonía geopolítica del G20. En este contexto, dejó a salvo su posición sobre la agenda 2030, Ucrania e Israel, y avaló el comunicado final del foro global.

Los dos días del G20 en Rio de Janeiro demostraron que Argentina no tiene relaciones políticas con Brasil, Chile, México y Colombia, a partir de sus distintas posiciones respecto al papel de la ONU, Donald Trump y los conflictos en Europa y Medio Oriente.

Lula da Silva maltrató a Milei cuando inició el G20, mientras que Gabriel Boric, Claudia Sheinbaum y Gustavo Petro hicieron un ostentoso vacío al presidente argentino, que los ignoró durante toda la cumbre. Es más: Petro inventó una discusión con Milei que nunca existió.

Sin embargo, este caos diplomático merece una rápida solución. La fractura continental, en un mundo enfrentado por bloques, al final complica el desarrollo económico y profundiza las asimetrías sociales en América Latina.

Xi Jinping y Vladimir Putin festejan en Beijing y Moscú.