Javier Milei ratificó en Davos su mirada sobre el mundo y las cosas. Hace un año sorprendió en el Foro Económico Mundial por su discurso explícito y crítico contra la agenda institucional de Occidente. En esa oportunidad, los invitados al Foro escucharon al presidente argentino, cuestionaron su semiótica y pensaron que sería una anécdota más en Davos.
Pero 365 días más tarde, Milei insistió con sus ideas políticas, tras participar en la asunción de Donald Trump. Y ya no fue considerado una falla del sistema: su programa económico funciona en las variables más importantes, y es asumido como un ícono de la nueva agenda global, que tiene a Trump como su referente más poderoso.
En el Foro se valoraron las palabras de Milei, pero ese valor no solo apareció por una mirada del mundo que empieza a marcar el ritmo en establishment mundial. También se emparenta con las relaciones de poder que unen al presidente argentino con la Casa Blanca.
Milei fue invitado por Trump a su juramento, y eso implica una consideración extra en un evento económico adonde todo se mide por millones de dólares o por los contactos personales en el Whatsapp. El presidente marcó agenda y su discurso fue el más visto en Davos, después de la explosiva participación de Trump.