El plan económico avalado por Alberto Fernández y diseñado por Martín Guzmán desembocó en el peor índice inflacionario de los últimos 30 años. Peor que en 1992 con Carlos Menem en Balcarce 50 y más grave que en los últimos meses de Mauricio Macri en la Casa Rosada.
El Presidente asegura que la inflación tiene una vinculación directa con la guerra ilegal que Rusia desató con Ucrania. Es un argumento opaco: no hay otro país en la región -incluida Venezuela- que haya tenido 6 por ciento de inflación en abril.
Alberto Fernández argumenta que hace un viaje relámpago a Europa para fijar su posición sobre los impactos económicos y humanitarios del conflicto en Ucrania, pero en su primera escala -Madrid- arremete contra Cristina Fernández de Kirchner, que en ese momento ocupaba la Presidencia de la Argentina.
Es decir: el jefe de Estado, en una gira internacional, cuestiona a la Presidente en ejercicio. Fue un hecho inédito que repitió durante la entrevista que concedió a un medio alemán cuando promediaba su paso por Berlín.
La inflación es una consecuencia económica que tiene distintas causas. Una de ellas es la confianza de la sociedad respecto a la fortaleza política del gobierno. Si el Presidente en una viaje a Europa cuestiona a la Vicepresidente, que hoy ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo, la confianza de la opinión pública se reduce a cero.
Sin confianza, los almacenes aumentan los precios -por las dudas- y la clase media compra dólares.
Es la historia de la Argentina.
Alberto Fernández y CFK no tienen voluntad política de simular una reconciliación, mientras la economía marca una inflación anual de casi un 60 por ciento.
El agua ya entró a Balcarce 50.