La Casa Blanca decidió recuperar el tiempo perdido durante la administración de la familia Kirchner y abrió un programa de colaboración estratégica con Argentina para enfrentar a los carteles del narcotráfico y las células terroristas de Hezbollah que operan en la región. El maltrato político que recibió George Bush en la Cumbre de Mar del Plata y la decisión de Héctor Timerman de violar tecnología secreta del FBI, habían clausurado la posibilidad a la Argentina de obtener fondos, capacitación, armamentos y tecnología provenientes del Pentágono, la DEA, el FBI. Pero la visita de Patricia Bullrich y Oscar Aguad a Estados Unidos terminó de probar que Donald Trump considera a Mauricio Macri un socio geopolítico y puso a disposición de los ministros de Seguridad y Defensa un menú de opciones que no tiene antecedentes en la historia reciente de ambos países.
Bullrich fue recibida en el Departamento de Estado, la DEA, el FBI, Homeland Securitty y el Capitolio. La ministro de Seguridad fue elogiada en DC y logró profundizar los niveles de acceso a información clasificada, fondos para prevención del narcotráfico y el terrorismo y tecnología de punta que se aplica contra los delitos complejos. Bullrich está empecinada en reducir los volúmenes de cocaína y marihuana que ingresan al país, y su visita por Washington fortalecerá sus planes de blindar las fronteras con Brasil, Bolivia y Paraguay.
Cuando terminó su gira por la capital americana, Bullrich voló hasta Miami para encontrarse con el ministro Aguad, que estudia un profunda reestructuración de las Fuerzas Armadas. Aguad y Bullrich participaron de una jornada de trabajo en el Comando Sur, adonde tomaron conocimiento de ciertos dispositivos de seguridad e inteligencia que se podrían utilizar en la organización de la Cumbre del G20 en Buenos Aires.
La visita de Aguad al Comando Sur no sólo apuntó a obtener inteligencia y logística para aplicarse al G20 de Buenos Aires. El ministro de Defensa está preocupado por la situación material de las Fuerzas Armadas y busca un camino de cooperación multilateral que le permita acceder a material bélico acorde a los niveles presupuestarios asignado por el presupuesto 2018.
Aguad ya tiene el nuevo diseño de la defensa nacional, pero sus partidas no alcanzan para lograr una coincidencia pragmática entre la teoría propuesta por su cartera y las herramientas que serían necesarias en el terreno de las hipótesis de conflicto. Por eso, viajó a Estados Unidos y tiene prevista una agenda oficial que incluye las principales capitales del mundo. Es una táctica inteligente, pero ya se sabe que el mercado bélico internacional no funciona como una sociedad de fomento.