Ali Akbar Velayati, excanciller de Irán, está acusado de haber diseñado y facilitado el ataque terrorista a la AMIA, que causó 85 muertos y centenares de heridos. Velayati tiene pedido de captura internacional ordenado por la justicia argentina pero no figura en las alertas rojas de Interpol como sucede con otros presuntos terroristas iraníes implicados en el atentado la AMIA.

Velayati cree que es intocable y viaja por Oriente en nombre del Centro de Investigación Estratégica del Consejo de Conveniencia de Irán. Hace unos meses estuvo en Singapur y Malasia, y ahora se encuentra en Bagdad, capital de Irak. Partió hace dos días desde Teherán, como informó la agencia oficial iraní, e ingresó sin problemas a Irak, un país fracturado por la crisis económica, la guerra civil y la ofensiva de Occidente sobre ISIS.

El juez federal Rodolfo Canicoba Corral se enteró que Velayati estaba en Bagdad y dictó un nuevo pedido de captura internacional. Canicoba hizo su trabajo con obvia formalidad, pero no dispuso una silenciosa coordinación con el Poder Ejecutivo, que designó a Mario Cimadevilla como titular de la Unidad Especial de Investigación del Atentado a la AMIA.

La orden de captura es remitida a la Cancillería, que a su vez la envía a la embajada argentina asentada en el país que debe tramitar la captura y extradición del reo (en este caso Velayati). El embajador argentino se dirige a la cancillería del estado que recibió la orden de captura, que analiza sus formalidades institucionales y procesales, y luego decide si corresponde remitirla a los tribunales locales para ordenar la detención preventiva del implicado a los efectos de decidir si corresponde su eventual extradición.

Argentina no tiene embajador en Irak, hasta anoche en la Casa Rosada no sabían qué embajada en la región estaba a cargo, y menos todavía si pensaban trasladar al embajador -cuando supieran quien es- a la ciudad de Bagdad para gestionar la orden de captura y extradición de Velayati, que había llegado a Irak invitado por el gobierno iraquí.

Ya sabemos cómo investiga Canicoba Corral: no hay sorpresa al respecto. Sí sorprende que el secretario Cimadevilla –con las facultades asignadas por decreto 108/2016– no intervenga en este asunto judicial-diplomático, que puede ser clave para el expediente. Ya sucedió cuando Velayati viajó a Singapur y Malasia. Y ahora, se está repitiendo la misma secuencia. Canicoba Corral emite la orden de captura, Cimadevilla sólo observa, Velayati continúa en libertad.

Hay que reconocer que Irak es un estado fallido, donde poco importa la justicia argentina y su investigación del ataque terrorista a la mutual judía. Pero sorprende la escasa coordinación y amateurismo de los funcionarios asignados para encontrar una respuesta política y procesal a un caso que no tiene un solo implicado en el expediente judicial.

Canicoba Corral debió informar antes de emitir la orden de captura a Cimadevilla, y Cimadevila debe enterarse de esta medida procesal antes de su publicación en los medios de comunicación. Velayati volverá a salir de Teherán, y Canicoba Corral y Cimadevilla tendrán una nueva oportunidad para probar que están a la altura de las circunstancias.

Aquí no se trata de firmar órdenes de captura y salir por la radio. Hace 22 años que, todos, esperamos Justicia.