Emmanuel Macron le prometió a Alberto Fernández que aplicaría todo su poder institucional en el Club de París para facilitar las negociaciones con la Argentina por una deuda impaga de 2.400 millones de dólares. En igual sentido se movió Ángela Merkel, que en pocos meses abandonará la Cancillería de Alemania. Macron y Merkel están cumpliendo sus promesas, pero el Club de París no es una entidad de beneficencia que aceptará todas las propuestas de Alberto Fernández.
Martín Guzmán adelantó al Club de París que no pagará un sólo centavo durante 2021, y que resistirá las distintas tasas que se aplican sobre la deuda de capital de 2.400 millones de dólares que ya está en mora. Alemania -el principal socio del Club de París- y Francia -un acreedor menor en términos porcentuales- entienden las razones del ministro de Economía que cumple órdenes directas de Alberto Fernández.
Sin embargo, Macron y Merkel no están dispuestos a conceder a libro cerrado esas dos iniciativas empujadas por la Casa Rosada. El Club de París ya sufrió a la Argentina como deudor y ahora exige un acuerdo previo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de abrir la mano.
Ese acuerdo con el FMI no llegará antes del día del eventual default -31 de julio de 2021-, y por esa razón Argentina camina por un desfiladero sostenida por Francia y Alemania. Entonces, la estrategia de Balcarce 50 tiene un sólo sentido: ganar tiempo, evitar el default y apostar a la agenda multilateral que construyó Alberto Fernández en sus dos por Europa.
Se trata de un plan con final incierto. El Club de París pretende cobrar la deuda. Ni más, ni menos.