Infobae publicó una nota que titulo «Las 42 fotos de Cristina Kirchner con artistas» (http://www.infobae.com/2016/04/19/1805630-las-42-fotos-cristina-kirchner-artistas), adonde aparecen actores entrañables, operadores de prensa, farsantes, exservicios de inteligencia, periodistas honestos, dibujantes, cientistas políticos que se creen inteligentes, diputados camporistas y cantantes que siempre estuvieron, llueve o truene.  Y al frente de todos ellos, como una esfinge, Cristina Fernández de Kirchner, que regresó a la escena política tras presentar un escrito de defensa en la causa del dólar futuro.

Compartí muy buenos momentos con Miguel Rep y Nora Veiras en la redacción de Página/12, siempre me gustó el trabajo de Arturo Bonín, Rita Cortese y Osvaldo Santoro, y canté miles de veces «Todavía Cantamos» que canta Víctor Heredia, por citar algunos protagonistas que enfrentaron la lluvia para escuchar a Cristina y su peculiar discurso post presidencia.

Es gente inteligente, de buen corazón, implacables ante la injusticia y la corrupción. Entonces, la pregunta surge explícita: ¿qué hacen ahí?

CFK montó un sistema de corrupción que apalancó sobre la estructura del Estado y sus ocho años de mandato. Benefició a empresarios como Lázaro Báez y Cristóbal López, que finalmente se transformaron en socios de la familia presidencial, mientras millones de argentinos se hundían en la pobreza, el desempleo y la marginalidad. Alcanza con leer las acusaciones del juez Sebastián Casanello para saber la magnitud del desfalco que hicieron Báez y López.

Entonces, hasta que instancia el inconsciente colectivo, la acción psicológica, la presunta épica confunde los propios sentimientos de igualdad con las acciones penales de una expresidente que ya está al borde del procesamiento. Me acuerdo de una escena de Espérame mucho (Juan José Jusid, 1983), adonde Bonín les decía a sus clientes peronistas que no confiaran en el General, que la Revolución estaba en otra parte… socialismo…

Muy buena película.