Donald Trump evitó su muerte en Pensilvania y aumentó sus posibilidades de vencer a Joseph Biden en los comicios del 5 de noviembre. La imagen del candidato republicano con su puño en alto fue una prueba elocuente de su voracidad política, mientras su adversario demócrata aparece en los medios tratando de explicar cómo un adolescente de 20 años logró disparar ante cientos de agentes del servicio secreto y de la policía local.
Biden aparece débil y con una crisis interna que erosiona su campaña electoral. En cambio, Trump marcha a la Convención Republicana de Milwaukee con la opinión pública en alza y la moral política reforzada tras el fallido magnicidio en su contra.
Trump sabe capitalizar las crisis políticas, y su intento de asesinato es un punto de inflexión para la historia de Estados Unidos. En el siglo XX quedó impune la muerte de J.F.K, y Ronald Reagan salvo la vida por la acción de sus custodias, que se interpusieron ante el franco tirador obsesionado con Jodie Foster.
Ambos hechos causaron consecuencias políticas: el sueño de Kennedy quedó congelado y Reagan logró la reelección.
Trump es republicano, como lo fue Reagan.