En medio de la crisis global causada por el coronavirus (COVID19), Alberto Fernández definió su oferta a los bonistas bajo legislación extranjera. Se trata de una propuesta agresiva que incluye una moratoria en el pago de los intereses y de la amortización del capital, y un canje de los títulos que no reconocerá más de 45 centavos por cada 100.

El presidente está respaldado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y tiene una alta imagen positiva por su manejo sanitario y político de la pandemia en la Argentina. Sin embargo, lidiar con fondos de inversión y sus acreencias por 68 mil millones de dólares es una tarea más compleja que enfrentar a un virus que se crió en China.

Los bonistas ya adelantaron que no aceptan la oferta diseñada por Martín Guzmán y exigen mejores condiciones frente a la posibilidad de forzar un default. Alberto Fernández aseguró en Olivos que pretende honrar la deuda y que sólo empezará a pagar a principios de 2024. Un plan que fue consensuado con la directora gerente del FMI; Kristalina Georgieva, y los países más importantes del board de este organismo multilateral.

La fecha clave es el 22 de mayo de 2020: ese día vencerá el plazo para pagar un bono en dólares que se rige bajo ley New York. Si Argentina cancela, es por que hubo acuerdo con los fondos de inversión. En caso contrario, al coronavirus nacional se sumará el default con los acreedores privados.

La suma de todos los miedos.