Sebastián Casanello dictó un fallo a favor de Cristina Fernández que no coincide con la evidencia que existe en su contra. El juez federal no sostiene que CFK es inocente, simplemente le permite ganar tiempo al dictar su falta de mérito. Lázaro está acusado de lavar 60 millones de dólares y Casanello afirma que Cristina no conocía los procedimientos financieros que usó el empresario para blanquear una parte de la fortuna que amasó con el aval sistemático de la familia kirchner. Si Casanello hubiera firmado el sobreseimiento de la expresidente, su pedido de juicio político hubiera demorado un mañana en el Consejo de la Magistratura. Su Señoría es leal, pero no come vidrio.
La Cámara Federal se hartó de las dilaciones procesales de Casanello y le ordenó que tomará declaración indagatoria a CFK. El juez no tuvo otra alternativa que obedecer y recibió a Cristina en su despacho. Dos días más tarde determinó que no había evidencia para procesar a la socia de Lázaro Báez, que en las próximas semanas será sentenciado por lavar dinero obtenido por las ventajas políticas desplegadas por los gobiernos de la familia Kirchner.
La Oficina Anticorrupción (OA) y la Unidad de Investigación Financiera (UIF) apelaran la decisión de Casanello y la Cámara Federal pondrá orden y justicia en el expediente. Se espera que procese a la expresidente y que aparte de la causa a Su Señoría. Cristina tampoco irá presa por esta causa, aunque hay suficientes elementos para justificar su inmediata detención.
La corporación peronista de la Cámara de Senadores, a cargo de Miguel Ángel Pichetto, piensa exactamente lo contrario. Para un compañero no hay nada mejor que otro compañero.
