El fiscal federal Carlos Rívolo imputó a Cristina Fernández por la presunta comisión de los delitos de enriquecimiento ilícito, malversación de caudales públicos y lavado de dinero. Rívolo basó su acusación en la denuncia presentada por la diputada Margarita Stolbizer, que aportó suficiente evidencia para demostrar que CFK utilizó la asistencia de los empresarios Lázaro Báez y Cristóbal López para percibir millonarias sumas de dinero en alquileres de inmuebles ubicados en Puerto Madero y Río Gallegos.

La imputación del fiscal federal incluye a Cristina, Báez, López y Máximo Kirchner, mientras que por ahora dejó afuera del expediente a Florencia Kirchner. Rívolo hizo su presentación hace quince días y establece el modus operandi que habría usado la expresidente y su hijo Máximo para lavar dinero con la connivencia dolosa de Báez y López. El fiscal excluye al diputado Kirchner del delito de enriquecimiento ilícito y malversación de caudales, porque no era funcionario público para la época de la supuesta ejecución de estos hechos criminales.

La denuncia de Stolbizer fue presentada en el programa La Cornisa, que conduce Luis Majul, y luego del sorteo judicial quedó en manos de Claudio Bonadio. Su Señoría ratificó la línea investigativa de Rívolo y no se descarta que después de las vacaciones de invierno, Cristina, Máximo, López y Báez desfilen por Comodoro Py.

Si no hay muchas chicanas empujadas por la defensa de la expresidente, Bonadio bajará su procesamiento antes que llegue la primavera a los tribunales federales. CFK no estará sola: también habrá procesamiento para su hijo y sus empresarios Báez y López, que se prestaron a alquilar cocheras y departamentos a montos por encima de los precios de mercado.

Mejor dicho, a precios de lavado.