La decisión política de Trump, secundado por Joe Biden, logró el cese del fuego entre Israel y Hamas. Será un proceso diplomático complejo y con final abierto, ante las posiciones públicas que sostienen Benjamín Netanyahu y la organización terrorista financiada por Irán.

Hamas mantiene secuestrados en Gaza a 98 judíos -civiles y militares- que fueron capturados durante el ataque fundamentalista del 7 de octubre de 2023. Hamas aceptó liberar a 33 rehenes en un plazo de seis semanas, y a cambio exige que Israel ordene la libertad de cerca de 1.000 prisioneros palestinos condenados o acusados de cometer actos terroristas.

Es decir: el cese del fuego implica cambiar judíos inocentes por terroristas que sueñan con la desaparición del Estado de Israel.

Concluida la primera fase del acuerdo -42 días-, Hamas tiene que liberar a los secuestrados restantes e Israel debe replegar sus tropas en Gaza. Netanyahu aceptó con reparos este tramo del acuerdo, y ya adelantó que la tregua no significa que Israel haya renunciado a terminar con las operaciones de Hamas en la Franja.

Al otro de la trinchera, la respuesta fue idéntica. Mohamed Sinwar, el líder terrorista que comanda a Hamas en Gaza, dejó trascender que el cese del fuego es apenas una etapa en su plan general de batalla.