(Desde Roma) El próximo sábado, a las 5.30 hora de la Argentina, Mauricio Macri llegará hasta el Vaticano para mantener una audiencia privada con Francisco. A diferencia del encuentro de febrero, frío, protocolar y controvertido, el Papa y el Presidente acercaron posiciones para protagonizar una audiencia que demuestre la cercanía que ahora hay entre Santa Marta y la quinta de Olivos.
Francisco recibirá a Macri dispuesto a escuchar su perspectiva del gobierno y a plantear su mirada sobre la economía mundial, y la crisis política en Brasil y Venezuela. El Presidente comparte con el Papa la preocupación sobre los refugiados y ambos coinciden sobre el impacto negativo del cambio climático. Macri calló a Jaime Durán Barba y Francisco silenció a Gustavo Vera, dos cruzados que forzaban la relación de los jefes de Estado y describían una realidad que ya había sido superada por el tiempo y los acontecimientos políticos.
Cuando termine la audiencia privada en Il Fungo, un estudio cercano a la sala Paulo VI, ingresaran Juliana Awada, Antonia y dos de sus hermanas. Será el momento familiar de la cita política entre Macri y Francisco, dos viejos conocidos que iniciaron una etapa de reconciliación. Ambos asumen sus diferencias ideológicas, pero también entienden que es puro costo para el país, que el presidente de la Argentina y el Papa argentino estén enfrentados en una época plagada de acechanzas y oscuridad.