La facción más voraz de la City Financiera olfateó sangre en el agua y cargó contra el Palacio de Hacienda. Alberto Fernández plegó su sueño de reelección y transformó los últimos meses de su mandato en una Montaña Rusa. Y en ese contexto, el mercado decidió hacer el ajuste que Sergio Massa se resiste a ejecutar por sus consecuencias económicas, políticas y electorales.
Sin embargo, la presión de las cuevas y sus entornados es constante, y las reservas del Banco Central son mínimas para enfrentar esa marcha rampante de la infantería financiera que tiene inside information y cero escrúpulos para empujar el dólar y poner al Gobierno cerca del abismo institucional.
Massa tiene la posibilidad de ejecutar una paradoja política con el objetivo de evitar que la Casa Rosada caiga por la especulación y la anomia: intervenir el mercado con el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), que aún resiste avalar el uso de las reservas para contener una ofensiva que pone en jaque a la administración peronista.
Si Kristalina Georgieva enciende la luz verde, el Ministerio de Economía aplacará a los brokers y ganará tiempo. En cambio, si la directora gerente juega al reves, Massa seguirá el camino de Martín Guzmán y Silvina Batakis