CFK fue citada a indagatoria por su presunta autoría en un plan sistemático de saqueo de los fondos públicos a través de las empresas de Lázaro Báez, que en doce años de kirchnerismo trepó desde un empleo en el Banco Nación a manejar el 80 por ciento de toda la obra estatal en Santa Cruz. La expresidente alegó que es una conspiración política en su contra y que es inocente. «Los presupuestos nacionales, que fijaban la obra pública, fueron aprobados por el Congreso», dijo para defender su inocencia, obviando que ella y su antecesor Néstor Kirchner aprobaron los pliegos de licitación, los sobreprecios de las obras y la forma de pago de millones de dólares, que siempre benefició al grupo del empresario Báez, amigo y socio del clan familiar.
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Cristina solicitó la nulidad de las actuaciones, criticó a la justicia federal y al gobierno de Mauricio Macri, y aseguró que era una perseguida política. Tras su paso por el juzgado de Julián Ercolini, y protegida por ex miembros de su gobierno, habló con los periodistas y se fue sin hacer un discurso para el puñado de militantes que estaban coreando su nombre.
La ex presidenta CFK se retira de los tribunales. pic.twitter.com/vyyE5aV57L
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Cuando terminen todas las indagatorias previstas por Ercolini, la expresidente será procesada por su coautoría en el plan sistemático de desfalco que ejecutó cuando ocupaba la Casa Rosada. Cristina no tiene defensa jurídica ante las pruebas recogidas por los fiscales Gerardo Pollicita y Juan Mahiques. La evidencia en su contra es tan sólida que CFK debería repasar el Código Penal para ponerle un número en años a su futuro personal.
Alea jacta est.