Cristina Fernández de Kirchner tiene poco respeto por Horacio Rodríguez Larreta y desde hace meses lo transformó en su blanco móvil. CFK considera que el jefe de Gobierno es «igual a Macri» y no observa con simpatía política que Alberto Fernández tenga como aliado a la figura en ascenso de Juntos por el Cambio. Cristina tiene sus propios planes para las elecciones presidenciales de 2023, y la ecuación Alberto Fernández-Rodríguez Larreta puede complicar su sueño de poder eterno.
Con esta perspectiva política se podría entender la poda de la coparticipación porteña. Fue una movida de la Vicepresidente para limar a Rodríguez Larreta y proteger a Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires. El Presidente aceptó la recomendación, pero sabe que fue un juego de suma cero: perdió la confianza con su principal aliado en la oposición y fortaleció la hegemonía CFK en el conurbano. Sin la Primera y Tercera sección electoral, CFK no arbitraría en el Frente de Todos.
Rodriguez Larreta va a la Corte Suprema para defender los fondos de la Ciudad de Buenos Aires y su perfil político. Los dos asuntos están vinculados: si pierde las partidas, su gestión se opaca. Y su imagen presidencial también. CFK lo sabe y por eso disparó.
La batalla recién empezó.