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Cristina y el ridículo

Cristina y el ridículo

Notas

Cualquier abogado sabe, y Cristina Fernández lo es, que no podés presentarte en cualquier juzgado y pedir que se cumplan ciertos actos procesales si no están requeridos por el juez de la causa a través de un exhorto. CFK cayó en un juzgado federal de Río Gallegos solicitando que su titular ejecute dos medidas procesales ordenadas por un juzgado federal de la Capital Federal. Nunca el tribunal de Río Gallegos hubiera tomado las huellas dactilares de la expresidente y menos todavía haber realizado el estudio socio-ambiental solicitado por Claudio Bonadio en la causa Dólar Futuro. Si lo hiciera, el juez de Río Gallegos hubiera sido acusado en un juicio político, ya que sin expediente ni competencia transferida vía exhorto, no hay facultad delegada para reemplazar el juez natural del caso. Es decir: Bonadio.

Juez federal Claudio Bonadio, a cargo de la causa Dòlar Futuro
Juez federal Claudio Bonadio, a cargo de la causa Dòlar Futuro

Sin embargo, Cristina no sólo desobedeció a Bonadio, sino que también filmó un video mofándose del juez federal y confirmando que no tenía ningún problema para viajar a Buenos Aires y cumplir con las normas procesales. CFK está al borde del desacato, y si el 29 de noviembre no comparece en los tribunales de Comodoro Py, será detenida y puesta a disposición de la justicia federal hasta que cumpla con los requerimientos de Bonadio.

La causa Dólar Futuro implicó el primer procesamiento de CFK, pese a la presión política que ejerció para evitar su confirmación por la Cámara Federal. Y después, ante el hecho procesal consumado, intentó acelerar los tiempos para hacer coincidir su juicio oral con la campaña electoral de 2017. Bonadio descubrió su táctica política, y Cristina entonces, busca cualquier chicana para ratificar su presunto papel de víctima ante miles de militantes K que aún creen su relato histórico.

El 29 de noviembre, CFK puede agregar un nuevo capítulo a su saga personal. Ella sabe que Bonadio es inflexible cuando quiere. Y si no concurre a Tribunales, sólo se comprobará que busca un escándalo mediático para beneficio personal. Será la primera vez que un expresidente es trasladado en un patrullero para cumplir con dos medidas procesales que no implican un desmedro del honor o la libertad personal.

Una vez que llegas al rídiculo, no se vuelve.