Luis Lacalle Pou anunció su próximo paso geopolítico en la última cumbre del Mercosur, y finalmente coronó su advertencia: ya ha iniciado negociaciones con China por afuera de las normas básicas del foro regional. La movida del presidente del Uruguay desnudó la crisis estructural del Mercosur y provocó un fuerte enfrentamiento con Alberto Fernández, que cuestiona esa jugada desde una perspectiva ideológica que pertenece a los tiempos de la Guerra Fría.

El jefe de Estado argentino considera que hacer acuerdos bilaterales por afuera del Mercosur ponen en jaque a las economías regionales, en una época signada por la crisis comercial y social causada por la pandemia del COVID-19. Es decir: Alberto Fernández opta por el proteccionismo industrial y exige postergar la apertura económica hasta nuevo aviso.

Lacalle Pou tiene otra mirada del mundo, y está acompañado por Brasil y Paraguay. Ello no implica que el Mercosur concluya sus días. Significa que sus cuatro socios deberán debatir como preservar el bloque regional y a continuación establecer una agenda que permita aprovechar las ventajas que financieras que empiezan a diseñar organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, el BID y la CAF.

Lacalle Pou tomó la iniciativa, pese a los reclamos de Alberto Fernández. El presidente argentino apoya la continuidad del Mercosur, y apuesta a ganar tiempo en el debate diplomático. Ya sabe que los cambios estructurales son inevitables, frente una evolución global que privilegiará la fortaleza de los bloques y la apertura de los mercados.

En el siglo XX, eran conceptos antagónicos. En el siglo XXI, son ventajas estratégicas que se complementan.