Javier Milei hizo una presentación disruptiva en el Foro de Davos: cuestionó la actual lógica de poder del capitalismo y se presentó como un alternativa de liderazgo ante poderosos banqueros e influyentes de jefes de Estado. Además, en su discurso cuestionó al derecho al aborto, interpeló la igualdad de género y soslayó la agenda global para atenuar las consecuencias del Cambio Climático.
Su discurso en Davos tuvo repercusión mundial y en Argentina fue criticado por la oposición. Hasta la llegada de Milei a Balcarce 50, no había dudas respecto a la posición del país sobre el aborto, la paridad de género y el Tratado de París sobre Cambio Climático.
MIlei también se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, David Cameron, y con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). El encuentro con Cameron fue una aproximación diplomática con resultados inciertos: Milei ratificó el derecho soberano de la Argentina respecto a las Islas Malvinas, y el ministro ingles contestó que los «isleños» tiene la última palabra.
En cambio, el cónclave con Georgieva tuvo otro tono. MIlei conectó con la directora gerente y ambos se comprometieron a cumplir su parte. El presidente a ejecutar su programa económico y la directora gerente a garantizar los desembolsos prometidos para 2024.
La dinámica de esta relación política estará sujeta al índice de inflación y al déficit fiscal. Georgieva se llevaba bien con Alberto Fernández y Sergio Massa hasta que la economía estalló. Y Milei ya lo sabe.