Adolfo Rubinstein era secretario de Salud y dependía de la ministra de Acción Social, Carolina Stanley. Militante radical, entiende del verticalismo en el poder y conoce los límites de pertenecer al oficialismo. Sin embargo, una tarde deicidio actualizar el Protocolo de Aborto no Punible a espaldas de la ministra Stanley. Nadie lo detuvo: ni la burocracia del Boletín Oficial ni sus jefes políticos.

La decisión de Rubinstein desnudó el respeto que la Unión Cívica Radical tiene sobre el liderazgo de Mauricio Macri a pocos días de abandonar la Casa Rosada y transformarse en el dirigente con más votos opositores de la Argentina. El entonces secretario de Salud no fue cuestionado por su acción política y Macri tardó cuarenta y horas en eyectarlo de su gobierno. Demasiado para un presidente en funciones.

Cambiemos es una coalición política que tratará de controlar la administración de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Macri pretende ocupar la conducción de Cambiemos mientras sus aliados naturales -María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta- y sus socios coyunturales -Alfredo Cornejo, Martín Lousteau y Elisa Carrió- aguardan su oportunidad para avanzar hacia las elecciones presidenciales de 2023.

Rubinstein puso al descubierto la consistencia de la oposición en la Argentina. Alberto Fernández ya tomó nota.