Alberto Fernández se encontró con Xi Jinping en Beijing para profundizar las relaciones bilaterales con China. Fue un viaje observado con muchísima atención por la Casa Blanca, que considera a Xi un enemigo global por su decisión estratégica de ocupar espacios propios de los Estados Unidos. Beijing quiere suceder a Washington como capital del poder mundial, y su iniciativa Ruta de la Seda apunta a concretar esa aspiración geopolítica.

El Presidente firmó la incorporación de Argentina a la Ruta de la Seda, elogió la Revolución de Mao y aseguró que compartía los ideales del Partido Comunista de China. Y todo eso ocurrió mientras Martín Guzmán negociaba con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que es manejado desde la Secretaría del Tesoro de los Estados Unidos.

La Casa Blanca no hará nada para que Argentina caiga en default, pero ahora muy poco para facilitar la negociación con el FMI. Joseph Biden sólo apoya a sus aliados, y Alberto Fernández viajó a Beijing y elogió al régimen chino que lidera Xi.

«Nosotros creemos en la diplomacia multilateral», explicó el jefe de Estado.