Víctor Manzanares, alias Polo, es el contador de la familia Kirchner. Una pieza clave del mecanismo de corrupción que vincula a Cristina, Máximo, Lázaro Báez y Cristóbal López con las operaciones ilícitas ejecutadas en las compañías Hotesur y Los Sauces, dedicadas formalmente al negocio de alquileres de cocheras, departamentos y habitaciones de hotel.
Hacia fines de 2009, cuando Norberto Oyarbide investigaba los presuntos enriquecimientos ilícitos de Néstor y Cristina Kirchner, el contador Manzanares arribó al despacho del conocido exjuez federal que podía gastar más plata que su salario oficial. Manzanares tenía la difícil tarea profesional de explicar cómo Néstor y Cristina habían aumentado su patrimonio en 158 por ciento en 2008 y un 572 por ciento desde su llegada a la Casa Rosada.
Fue magia.
El contador de Río Gallegos logró que Oyarbide sobreseyera a Néstor y Cristina, despejando así un asunto judicial que alarmaba a la familia presidencial. Desde ese momento, una época gris y sinuosa en Comodoro Py, Oyarbide fue intocable y muy elogiado en las tertulias nocturnas de la quinta de Olivos.
En 2009, antes que Oyarbide rescatara al clan Kirchner, entraron al despacho de Manzanares y se robaron importantes carpetas con documentación contable de NK y CFK. Ese acto ilegal sorprendió en Santa Cruz porque el contador tenía una empresa (MS Logística SA) que prestaba «servicios de guarda, sistematización y clasificación de archivos».
A mediados del año pasado, cuando Claudio Bonadio avanzó sobre la causa Hotesur, ordenó un allanamiento al estudio contable de Manzanares. Ocurrió el 13 de julio de 2015, y allí Bonadío comprobó que el contador hacía horas extras para proteger a sus principales clientes. “Se indica que fueron detectados rastros de archivos borrados que tenían información sobre empresas de la Presidenta y su familia en una computadora del estudio Manzanares. Los peritos detectaron que una de las computadoras tenía un “acceso directo sobre (la carpeta o archivo de) la empresa Hotesur SA”, sostiene el acta que se labró tras cumplir la orden de la justicia. Esa documentación, básica para la pesquisa, nunca apareció.
Bonadio fue defenestrado en la causa Hotesur, y CFK respiró aliviada cuando se enteró que Daniel Rafecas estaba a cargo del expediente que puede terminar con su carrera política. Rafecas no movió un sólo papel que obtuvo Bonadio en los allanamientos a Santa Cruz, y sin embargo permitió que la defensa de Cristina se llevara los libros contables que se guardaban en la caja fuerte del juzgado. Los libros volvieron con tachaduras y enmiendas, como denunció la diputada Margarita Stolbizer, pero Rafecas desconoció las anomalías y entregó la causa al juez Julián Ercolini.
Ahora, Bonadio y el fiscal Carlos Rívolo investigan la causa Los Sauces, que también involucra a Manzanares como contador de Cristina y Máximo. No es probable que Polo, como lo llamaba Néstor en confianza, se transforme en un arrepentido. Pero su situación procesal es muy complicada y no se descarta que siga los pasos de Daniel Pérez Gadín. el contador de Lázaro Báez que está preso.