Alberto Fernández tiene que decidir en los próximos días si extiende la cuarentena obligatoria o flexibiliza sus condiciones vinculadas al trabajo y la producción. El presidente entiende la situación económica y su impacto social, pero no abrirá la cuarentena si implica facilitar la faena mortal del coronavirus.

Alberto Fernández pretende tomar esa decisión de Estado con cifras suficientes y el aval científico de los expertos que aportan su información y su conocimiento académico. Se trata de una lógica en el ejercicio del poder que tiene un problema estructural: los datos -fidedignos- aún no reflejan el avance del coronavirus en la Argentina. Faltan hacer miles de tests y terminar de entender cuando el pico de la pandemia hará su aparición.

Mientras tanto, el presidente recoge las sugerencias aportadas por la Confederación General del Trabajo (CGT)  la Cámara Argentina de Comercio (CAC) y la Unión Industrial Argentina (UIA) para flexibilizar la cuarentena y arrancar el aparato productivo. Alberto Fernández tiene en cuenta estos planteos y los pondrá a consideración de sus ministros de confianza y los expertos en epidemiología.

Cuando haga una síntesis de lo escuchado y recibido -vía mail y WhatsApp-, el jefe de Estado tomará una decisión respecto a la cuarentena obligatoria. Su prioridad es la salud. Y después la economía.

Una decisión en el filo de la navaja, que será clave en la historia de la pandemia en la Argentina.