El plan de ajuste concertado entre la Casa Rosada y el Fondo Monetario Internacional (FMI) profundizó la pobreza y aumento el desempleo. Mauricio Macri asumió esta grave circunstancia política y social, y dispuso un voluminoso aumento en las partidas destinadas a la emergencia alimentaria que no tiene antecedentes en los 35 años de democracia.

Sin embargo, la oposición peronista y los líderes de Polo Obrero y Libres del Sur iniciaron una ofensiva política que tracciona en base de la necesidad de millones de argentinos que pasan hambre y no tienen trabajo. Muchos gobernadores justicialistas depositaron millones de pesos en plazos fijos, y los líderes trosquistas creen que es posible iniciar una revolución desde un acampe en la Avenida 9 de julio.

Macri reconoció su debilidad política y habilitó el debate parlamentario y la emergencia alimentaria será ley en pocos días. El único beneficiado -desde una perspectiva política- será Alberto Fernández si gana las elecciones: esas partidas extras de 8.000 millones de pesos recién se podrán ejecutar en los próximos meses.