Sergio Berni puso en jaque el equilibrio interno del Frente de Todos. Alberto Fernández estableció un sistema de distribución de poder que reconoce alícuotas para su Presidencia, la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa. Cuando Berni cuestiona a la ministra Sabina Frederic -aliada de Alberto Fernández-, reconoce que «su jefa» es CFK y soslaya al gobernador Axel Kicillof, ese equilibrio interno se convierte en puja palaciega.

Alberto Fernández eligió una estrategia cómoda para enfrentar la ambición política del ministro de Seguridad bonaerense. «Que Axel se haga cargo; el nombró», repite el Presidente. Axel, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, asume su propia responsabilidad política, pero tiene un problema básico: Berni no le reconoce autoridad partidaria -sólo recibe órdenes de Cristina- y muchas veces ni le atiende el celular.

Entonces, todo el sistema de delicado equilibrio político está a punto de colapsar. Habrá cambio de Gabinete, y la posición final de Berni dependerá de la voluntad de CFK. Si la Vicepresidente gana la pulseada frente a Alberto Fernández, Berni podría reemplazar a Sabina Frederick. Y en caso contrario, tanto el Presidente como el gobernador podrán ajustar sus cuentas con el ministro de Seguridad, que coqueteó con Aldo Rico y sus militares «carapintadas»